La Luna emerge desde la tierra,
mirándote, mirándome.
Mirando acaso, mirando esta la tierra
de noche _tras noche_ sus làgrimas tersas.
La Luna silencia a los sordos,
revienta en pasiones y rosas,
desborda sus lágrimas suaves,
y penetra en mi oído... suave.
Tan dulce y gemida la tierra;
frágiles mis venas sin sangre.
Llora tú, llora maldita.
Te ruego, llora, querida.
Porque sin tí la tierra me mira,
y la luna no brilla.
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