Tanta belleza afemina el alma,
diluye el cielo sobre el cerebro.
Tanto espacio sin viento
disuelve el tierno miedo;
miedo al sueño eterno.
Estruendosos vientos al alma
llegan torcidos con engaño.
Ruidos aquí, allá,
calmados,
dormidos.
Música que atavía el sopor,
alivia el sonido enfermado de amor.
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